I don’t remember much of the country that I left behind. I remember little things like the warmth of the ocean, the black and white floor tiles of my aunty's house, and even the ‘cubitos’ that I would buy from a neighbor (which according to my parents I still owe some ‘pesos’ to). For the longest time, I would be told that my home is Mexico. ‘Eres Mexicana, con el nopal en la frente’. For the longest time, I “missed my home”. For the longest time, I thought that was true.
Last September I had the incredible privilege of ‘going home’. For the first time in over 20 years, I would set foot on ‘en mi tierra’. I still remember the nerves I felt boarding that plane. What does Mexico look like? What does it smell like? A country where everyone speaks Spanish? As I looked out the plane window, all I could see was lush green land. I have never seen so many trees so green! I’m home.
As I walked out of the airport, I realized I was waiting for something. I was waiting for that feeling—that feeling of security, that feeling of identity, that feeling of comfort—that culminating feeling that what I was waiting for finally became a reality—that I made it to my home land. It never came.
As I met my family, enjoyed the delicious seafood, and walked on the beautiful beaches, it still didn’t come. Standing there, taking in the sights, smells, and sounds, it felt as if I had traveled back in time to relive those stories. And yet, I couldn’t help but feel like a stranger exploring the place where my roots ran deep. It was beautiful, overwhelming, and strangely familiar and unfamiliar all at once.
Visiting Mexico for the first time since I was three felt like walking into a dream I had almost forgotten. The moment I stepped off the plane in Guerrero, it was like stepping into another world—a world painted with the colors of my childhood stories. The air was thick with warmth, carrying the scent of tacos and sea salt. I remember walking down the lively streets, lined with colorful stalls selling everything from woven baskets to handmade tamales. This was Guerrero, a place where neighbors looked out for each other, and where everyone looked like me… I had never quite experienced anything like this before, and yet it was still not home.
As I sat listening to the beach waves crash on the shore eating 'tortilla con queso', I realized what I was wrestling so much with. I missed home. My true home is not just about a physical place or the memories tied to a specific place or country. My home is being with people who love me unconditionally, and who remind me where I come from and how my roots connect me to something greater. Coming back to Guerrero showed me that, even if I felt like an outsider at first, this place will always be a part of me.
This journey back wasn’t just a visit—it was a reunion with a piece of my soul, a reminder that even though I’ve built a life elsewhere, my roots are with those who I love, in this warm and vibrant world, wrapped in the love of family and tradition.
Con Fe,
Etapas
Recipe:
Title: Tortillas Con Queso
Preparation and cooking time: 10-15 min
Number of servings and serving size: 2 servings
List of ingredients:
2 cups masa harina (corn flour for corn tortillas) or 2 cups all-purpose flour (for flour tortillas)
1/2 teaspoon salt
1 1/2 cups warm water (for corn tortillas) or 3/4 cup warm water plus 3 tablespoons vegetable oil (for flour tortillas)
Queso Fresco of your choice
Step by Step Instructions:
Step 1: In a large bowl, combine the masa harina and salt. Gradually add warm water, mixing with your hands until a soft, pliable dough forms. The dough should feel like playdough: not too sticky and not too dry. If it feels dry, add more water, a tablespoon at a time.
Step 2: Divide the dough into 12 equal pieces and roll each piece into a ball. Cover the dough balls with a damp cloth to keep them from drying out.
Step 3: Heat a skillet or griddle over medium-high heat.
Step 4: Place a dough ball between two sheets of plastic or wax paper and flatten it using a tortilla press or a heavy pan until it’s about 1/8 inch thick.
Step5: Gently peel off the plastic and place the tortilla on the hot skillet. Cook for about 30-60 seconds on each side, until lightly browned and cooked through. Repeat with the remaining dough balls.
Step 6: Keep the tortillas warm in a clean towel until ready to serve.
Step 7: Cut your cheese into tiny spears and roll on to your tortilla.
Step 8: Enjoy!!
Estoy En Casa
No recuerdo mucho del país que dejé atrás. Recuerdo pequeñas cosas como el calor del mar, los azulejos blancos y negros del piso de la casa de mi tía, y hasta los cubitos que le compraba a una vecina (a la que según mis padres todavía le debo algunos pesos). Durante mucho tiempo me dijeron que mi hogar es México. 'Eres mexicana, con el nopal en la frente'. Durante mucho tiempo “extrañé mi hogar”. Durante mucho tiempo pensé que eso era cierto.
El pasado mes de Septiembre tuve el increíble privilegio de “volver a casa”. Por primera vez en más de 20 años, pondría un pie en “en mi tierra”. Todavía recuerdo los nervios que sentí al abordar ese avión. ¿Cómo es México? ¿A qué huele? ¿Un país donde todo el mundo habla español? Mientras miraba por la ventanilla del avión, todo lo que podía ver era una tierra verde y exuberante. ¡Nunca había visto tantos árboles tan verdes! Estoy en casa.
Al salir del aeropuerto, me di cuenta de que estaba esperando algo. Estaba esperando ese sentimiento, ese sentimiento de seguridad, ese sentimiento de identidad, ese sentimiento de comodidad, ese sentimiento culminante de que lo que estaba esperando finalmente se hizo realidad, que logré llegar a mi tierra natal. Nunca llegó.
Cuando conocí a mi familia, disfruté de los deliciosos mariscos y caminé por las hermosas playas, todavía no llegaba. Allí de pie, contemplando las vistas, los olores y los sonidos, sentí como si hubiera viajado en el tiempo para revivir esas historias. Y, sin embargo, no pude evitar sentirme como un extraño explorando el lugar donde mis raíces eran profundas. Era hermoso, abrumador y extrañamente familiar y desconocido al mismo tiempo.
Visitar México por primera vez desde que tenía tres años fue como entrar en un sueño que casi había olvidado. El momento en que bajé del avión en Guerrero, fue como entrar a otro mundo, un mundo pintado con los colores de las historias de mi infancia. El aire estaba cargado de calidez y transportaba el aroma de tacos y sal marina. Recuerdo caminar por las animadas calles, llenas de coloridos puestos que vendían de todo, desde cestas tejidas hasta tamales hechos a mano. Esto era Guerrero, un lugar donde los vecinos se cuidaban unos a otros y donde todos se parecían a mí... Nunca antes había experimentado algo así y, sin embargo, todavía no era mi hogar.
Mientras me sentaba a escuchar las olas de la playa rompiendo en la orilla, me di cuenta de con qué estaba luchando tanto. Extrañé mi hogar. Mi verdadero hogar no se trata solo de un lugar físico o de recuerdos ligados a un lugar o país específico. Mi hogar es estar con personas que me aman incondicionalmente y que me recuerdan de dónde vengo y cómo mis raíces me conectan con algo más grande.
Regresar a Guerrero me demostró que, aunque al principio me sentí como un extraño, este lugar siempre será parte de mí. Este viaje de regreso no fue solo una visita, fue un reencuentro con una parte de mi alma, un recordatorio de que aunque he construido una vida en otro lugar, mis raíces están con aquellos a quienes amo, en este mundo cálido y vibrante. envueltos en el amor de la familia y la tradición.
Con Fe,
Etapas
Receta:
Título: Tortillas Con Queso
Tiempo de preparación y cocción: 10-15 min
Número de porciones y tamaño de la ración: 2 porciones
Lista de ingredientes:
2 tazas de masa harina (harina de maíz para tortillas de maíz) o 2 tazas de harina para todo uso (para tortillas de harina)
1/2 cucharadita de sal
1 1/2 tazas de agua tibia (para tortillas de maíz) o 3/4 taza de agua tibia más 3 cucharadas de aceite vegetal (para tortillas de harina)
Queso Fresco de tu elección
Instrucciones paso a paso:
Paso 1: En un tazón grande, combine la masa harina y la sal. Agrega poco a poco agua tibia, mezclando con las manos hasta que se forme una masa suave y maleable. La masa debe sentirse como plastilina: ni demasiado pegajosa ni demasiado seca. Si se siente seco, agregue más agua, una cucharada a la vez.
Paso 2: Divide la masa en 12 trozos iguales y forma una bola con cada trozo. Cubre las bolitas de masa con un paño húmedo para evitar que se sequen.
Paso 3: Calienta una sartén o plancha a fuego medio-alto.
Paso 4: Coloque una bola de masa entre dos hojas de plástico o papel encerado y aplánela con una prensa para tortillas o una sartén pesada hasta que tenga aproximadamente 1/8 de pulgada de espesor.
Paso 5: retira con cuidado el plástico y coloca la tortilla en la sartén caliente. Cocine durante unos 30 a 60 segundos por cada lado, hasta que estén ligeramente dorados y bien cocidos. Repita con las bolas de masa restantes.
Paso 6: Mantenga las tortillas calientes en una toalla limpia hasta que estén listas para servir.
Paso 7: Corta el queso en pequeños trozos y aplícalo sobre la tortilla.
Paso 8: ¡¡Disfruta!!
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